jueves, 13 de septiembre de 2007

Cuando la realidad es más surrealista y peligrosa que la ficción

En 2001 se estrenó una película que se denominaba "The Believer" (El creyente) en la que se contaba la rocambolesca historia de un joven neo-nazi judío llamado Danny Blint que renegaba de sus orígenes para convertirse en un brutal skin-head que defiende la raza aria cuando su propio origen es semita. Basada en un hecho real (cuando se descubrió que un conocido dirigente de extrema derecha norteamericana era de raza judía) el que vió la película pudo parecerle un hecho imposible kafkiano que existan nazis judíos.
El otro día Israel se conmocionó por primera vez en mucho tiempo con unas imágenes en nada relacionadas con su habitual (y triste) realidad de enfrentamientos con Palestina. Observaron en sus televisores como jóvenes neo-nazis eran detenidos en sus propias calles grabando videos en los que palizan extranjeros, drogadictos y ancianos así como se alardeaban de negar el Holocausto. Y lo más grave era que esos skins no eran alemanes, ingleses, españoles, italianos o norteamericanos sino JUDÍOS, israelíes ue portaban alegremente los símbolos y retratos de quienes buscaron el exterminio de sus propios familiares (y por tanto de ellos mismos).
Ello me ha hecho reflexionar de nuevo el tema de la memoria....la memoria histórica. Esa palabra que los políticos españoles utilizan porque queda muy bien pero vacía de contenido. ¿para que sirve? ¿para que interesa ese tostón de asignatura llamada historia? Total solo cuenta batallitas, tratados de paz,...Aquel que se pregunte esto debería ver este vídeo: