jueves, 1 de mayo de 2008

La máscara


Esta semana 2 hechos me han hecho reflexionar en plan filosófico acerca del ser humano y aquello que oculta tras su rostro, la máscara. Si, porque nuestro rostro no es sino un mecanismo para, cuando lo deseamos, intentar ocultar nuestras intenciones, ilusiones....y nuestra aterradora realidad en algunos casos. La máscara no siempre permite ver en el espejo realmente a las personas, permitiendo en varios casos ocultar sus maldades.
Como dice el Tartufo de Moliere "El hombre no distingue el rostro de la máscara".

Por un lado ha sido el caso cómico, mejor dicho patético o tragicómico, de la detención de Andrés Pajares el cual disfrazado con un bigote y un sombrero se coló en un despacho de abogados con una pistola falsa y la lío a mordiscos y golpes. ¿como nadie le ha observado el rostro aún, y sus ojos? A Pajares no le oculta ya ninguna máscara se le perfectamente el rostro real de la locura (y las drogas).
Más serio y deleznable es el caso del "monstruo de Amstetten",aquí observamos el ejemplo perfecto de como una persona en apariencia con una vida ejemplar, modélica y cotidiana ocultaba de forma imperceptible un oscurísimo secreto privado bajo su propio sótano, su Infierno particular de un Satanás disfrazado de bonachón.
Este caso sacude hoy en día la opinión pública austríaca, auto-cuestionando su presunta sociedad moral y pulcra que ahora se pone en tela de juicio...¿quién ahora se puede fiar de lo que oculta nuestras máscaras? A veces hay que mirar más a los ojos...y si se puede al corazón.